Yume da Yume

domingo, 5 de septiembre de 2010

Sueño primero: Un día normal?

Eran las 7:00 am y las clases empezaron como de costumbre en la escuela, con tod@s los alumn@s aquí y allá platicando, riendo, jugando, estudiando. Un día normal.
Así transcurrieron la primera, la segunda y la tercer hora hasta que sonó el timbre que anunciaba el receso. Y es aquí donde todo cambia.
Iba caminando rumbo a la cooperativa junto a mi amigo Daniel, era un estudiante transferido y nos hicimos buenos amigos desde que nos conocimos. Todo era normal y tranquilo hasta que, por encima de todos los ruidos de la escuela, se oyeron tres fuertes golpes en la puerta de entrada, demasiado fuertes como para dejarnos en un silencio sepulcral a la espera de algo.
El director se dirigió a la puerta a ver qué era lo que producía aquel sonido y, por un momento que pareció eterno, se sintió tensión y expectación por parte de tod@s nosotr@s:
"Pam, pam, pam", se volvió a escuchar seguido de un estruendo que produció la puerta al caer, entonces todo pasó muy rápido y a la vez como en cámara lenta; la puerta cayendo, el director debajo de ella, una horda de criaturas que corrían en 4 patas al interior de la escuela y una confusión total.
Sentí como alguien me agarraba del brazo y me jalaba, así que viré la cabeza y vi a Daniel que me decía que corriéramos, en ese instante salí del shock y regresé a mis sentidos. Nos dirigimos hacia la cochera de la escuela pero al llegar nos detuvimos en seco; la puerta de ésta también había sido tiraba y las criaturas ya corrían al interior
- ¿Qué haremos ahora? - pregunté y mi respuesta fué otro jalón hacia la pared
- Treparemos -
Bueno, no era tan difícil, las ventanas de los salones estaban abiertas y eso nos facilitaba subir por ellas. Pero esas cosas eran rápidas y se acercaban a gran velocidad. Seguí subiendo sin problemas hasta que me dí cuenta de que precisamente no tenía problemas, entonces miré hacia abajo y lo que vi me dejó paralizada: Daniel se dejaba caer mientras todas esas cosas se lanzaban tras él, no, eso no podía estar pasando, acababa de conocerlo, no tenía razón para hacer aquello... pero lo hizo y yo no estaba dispuesta a que fuera en vano, así que llegué a un salón del último piso y noté que otr@s ya estaban ahí, nos pusimos rápidamente de acuerdo y salimos al techo del edificio para luego ayudarnos a saltar a una casa contigua y salir a las calles de la ciudad, notando lo de la escuela era apenas el comienzo...

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